«La infancia es única y debe ser cuidada y respetada por todos, ya que marcará el futuro del niño y su forma de ver el mundo”.
Alejandra Melús es maestra de Educación Especial y experta en Atención Temprana e Intervención Psicomotriz y trabaja con niños de cero a seis años realizando sesiones individualizadas de tratamientos especializados.
Podéis seguirla en su blog Atención Temprana y Estimulación
La sobreestimulación infantil
El mundo de la estimulación temprana o la atención temprana se debate habitualmente entre aquellos que confían de pleno en ello y lo practican y emplean en su beneficio y quienes piensan que el hecho de estimular a niños con un desarrollo ordinario es sobrestimularles.
La estimulación es el hecho de potenciar las habilidades innatas en el niño en cada etapa del desarrollo en cada una de sus áreas. Se trata de ofrecer al niño las herramientas necesarias para desarrollar ciertos patrones o habilidades que es capaz de llevar a cabo según su edad y su desarrollo madurativo, ofreciéndole el espacio, los objetos y el entorno que lo favorezca. Y de este modo aprovechar sus capacidades y favorecerlas.
Ya que buscamos lo mejor para nuestros hijos, siempre que podamos sería positivo ofrecerles aquello que es adecuado para su desarrollo madurativo.
Por lo contrario la sobreestimulación, es realizar estímulos por encima de las posibilidades del niño, pudiendo favorecer conductas inadecuadas en el niño como el estrés, la ansiedad, el exceso de información, la frustración, la tolerancia a exceso de estímulos, la alteración de rutinas, del sueño o la conducta…
Y ¿por qué está tan de moda sobreestimular a los niños? ¿Por que escuchamos cada vez más este término? ¿Por qué se tiende a ofrecer objetos llenos de estímulos y cargados de botones, ruidos, colores y actividades?
Existe una necesidad real de los adultos de dar respuesta a los niños incluso antes de que surja su demanda, y esto en muchas ocasiones se lleva a cabo sin saber la repercusión real que tiene el hecho de hacerlo.
Ofrecer tantos estímulos a los sentidos hace que nos encontremos ante la respuesta contraria a la esperada: niños irritables, con poca permanencia en una misma actividad, nerviosos, con escasa atención, que tienden a aburrirse fácilmente, faltos de creatividad e imaginación, que toleran cada vez mayor cantidad de estímulos y se muestran «resistentes» a ellos.
Los últimos estudios hablan de ofrecer al niño lo esencial en cada etapa, dejando que fomente sus habilidades innatas, ofreciendo lo más básico, volviendo a lo natural, al juego de imaginación y creatividad.
Estimular los patrones adecuados a cada edad sería lo ideal en cada etapa, tratando de ofrecerle al niño en cada momento lo que le beneficia y favorece su desarrollo completo en cada área, conociendo así sus verdaderas necesidades.
Me gustaría mostraros un ejemplo: si nos encontramos ante un peque de 3 meses, podemos saber que en esta etapa surgen varios ítems de desarrollo, entre otros:
– Cogerse las manos
– Centrar su mirada, seguir con ella a personas y objetos
– Mirar colores llamativos
– Realizar seguimientos de sonidos
– Sonreír
– Tocar objetos e incluso trata de agarrarlos
– Jugar a ratitos boca abajo
– Comenzar a voltear de boca abajo a boca arriba.
Conociendo estos aspectos del desarrollo del niño podemos tratar de estimularlos en lugar de realizar otras actividades o juegos que no aporten o enriquezcan tanto al peque. Podemos favorecerlos de este modo:
– Ofrecer objetos medianos como una pelota que pueda sujetar con ambas manos en línea media (en el centro sobre el pecho)
– Mostrar sonajeros llamativos y con sonidos dulces para estimular el oído y el agarre.
– Potenciar el juego con objetos en colores rojos, blancos y negros que llamen su atención, ya que harán que fije su mirada y los siga.
– Cantar canciones tratando de que nos siga con su mirada y sonría
– Jugar colocado boca abajo para potenciar que sujete su cabeza y mejore la musculatura del tronco
– Jugar boca abajo para favorecer los seguimientos visuales en esta postura
Como podéis observar, el hecho de estimular a nuestro bebé es conocer lo que está preparado a hacer en cada momento de su desarrollo, muy alejado de lo que significa la sobreestimulación.
Muchas veces el término tiende a confundirse y estimular a niños sin dificultades también es muy positivo, ya que les estaremos dando lo que realmente están preparados a hacer y de lo que son capaces de disfrutar y sobre todo lo que necesitan en cada etapa.
De igual modo, aquellos peques que no tengan dificultades que no sean estimulados en las diferentes áreas del desarrollo, pueden tener un aprendizaje igual a los que sí lo son, ya que el hecho de encontrarse en un entorno de juego, creatividad, exploración y descubrimiento apropiados, puede potenciar que el niño adquiera gran cantidad de habilidades que se encuentran en sí mismo.
En definitiva se trata de emplear las herramientas que tenemos a nuestro alcance en nuestro beneficio, ofreciendo lo mejor en cada etapa y favoreciendo que el cerebro del niño y su gran plasticidad, desde el nacimiento hasta los seis años de vida, adquieran habilidades del mejor modo posible.
Saber potenciar todo en conjunto como lo hacían nuestras abuelas es el mejor método, favoreciendo el movimiento, el juego en el suelo, al aire libre, con materiales del entorno y el medio común, elementos básicos y de la naturaleza, como piedras, maderas, hojas, utensilios del día a día, sin reloj y con acompañamiento.
Y, de este modo ir creciendo cada día a día y acompañando al niño en el precioso proceso de la educación y la crianza, de la estimulación de sus propias capacidades.
Y tú, ¿piensas que la estimulación puede ser positiva para tu hijo? ¿Crees que conocer las capacidades de tu hijo te ayuda a acompañarle en su desarrollo?
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