Lara es juez de Primera Instancia e Instrucción en la provincia de Valencia.
Aprobó la oposición en 2008, y desde entonces se ha especializado en Violencia de Género y en Derecho de Familia, temática sobre la que está finalizando su tesis doctoral.
Colabora con la Universidad Cardenal Herrera-CEU, impartiendo clases de Derecho Penal y es coautora de libros dedicados a la problemática de Violencia de Género y Menores, así como de la redacción de protocolos de actuación entre Jueces y Fuerzas de Seguridad del Estado en materia de Violencia de Género. Actualmente pertenece al Consejo rector de la Escuela Judicial.
Lara y su marido Francisco son papás de un nene de dos años y medio y de una nena de un añito, que les ayudan a no perder la cabeza en este mundo de locos, aunque a veces los peques les hacen perder el norte.
Podéis seguirla en Twitter: @mipadawan
Protección de los niños en casos de separación
Desde los comienzos de mi andadura como juez hubo dos cuestiones que me impactaron y por las que no he dejado de quedar impresionada cada vez que me encuentro ante algún caso que se refiere a ellas: la violencia de género y el tratamiento de los menores en casos de conflictos entre los progenitores.
Ambos temas podrían dar lugar a un largo y complicado análisis, pero no os preocupéis que no es esa mi intención. En este post pretendo poner el acento en un tema concreto: la posición de los menores en los casos de separación de los progenitores. Como juez de familia, tristemente veo a diario como los niños sufren como consecuencia de los conflictos que se dan entre sus padres y madres, afectando de forma directa a su normal desarrollo.
Aunque no queramos, las cosas se rompen. Un día el coche nos deja tirados. Otro día se parte el pomo de la puerta. El mando del garaje se queda sin pilas. Y, otras veces, los que dejamos de funcionar somos nosotros como pareja. Nadie piensa (o pocos lo hacen), cuando empieza una relación, que algo puede ir mal. Ilusión, proyectos, vida en común, hijos. Y de repente una mañana te levantas y algo ha cambiado. Te quedas mirando a la persona que esta junto a ti y ya no te reconoces en ella. Puede ser por él, por ti, por los dos, pero el resultado es el mismo: se ha roto una pareja. Tu pareja.
Difícil situación, ¿verdad? No lo hubieses pensado nunca.
Pero, reflexiones, lloros y reproches aparte, hay una cosa que es necesario atender en primer lugar: esos ojos abiertos de par en par que te miran sin comprender por qué papa/mamá está haciendo la maleta, les da un beso y un abrazo y se va, y encima lo hace enfadado o con lágrimas en los ojos; o por qué las discusiones entre sus papás/mamás son diarias, y usan palabras que a ellos no se les deja emplear.
Y es que no podemos olvidar que en el conflicto recién estrenado hay unas personitas que nada tienen que ver: los hijos.
La experiencia que he tenido como juez de familia en todos estos años me ha enseñado algunas pautas que podemos seguir para evitar que los niños sufran más de lo necesario en estas situaciones. Hay muchas, pero como he prometido ser concreta, os dejo cuatro referidas a la comunicación con los hijos y una última para el caso de que el conflicto llegue a los tribunales.
¿Cómo actuar con los niños en caso de separación?
1.- Es fundamental hablar con ellos, pero hacedlo cuando tengáis claro qué vais a hacer. No sirve de nada marear a los niños diciéndoles que si el papá se va, si la mamá se va, ah no que ahora ya no, ah no que ahora sí…
2.- Sed claros y directos. Si el papá/mamá se va a ir de casa, decídselo de manera que lo entiendan, en un lenguaje acorde a su edad, y no dejéis dudas revoloteando por sus cabezas. Los niños son conscientes desde muy corta edad de los cambios a su alrededor, aunque no tengan aún las herramientas para procesarlo. Ocultarles la verdad o engañarles diciéndoles que el papá o la mamá se va a hacer una cosa y luego volverá no sirve de nada, sólo les crea confusión. Lo mejor es armarse de valor y de paciencia y animarles a que os pregunten lo que quieran, para facilitarles el tránsito a la nueva situación.
3.- En muchas rupturas los progenitores llegan a odiarse. Literalmente, no hay paños calientes que valgan. Sin embargo, los niños nada tienen que ver con vuestras disputas. Este mensaje es necesario tenerlo siempre presente. Aunque vosotros os llevéis mal, procurad decir juntos a los niños lo que va a pasar a partir de ahora. Evitad los enfrentamientos entre vosotros, pues sólo lograrán confundirlo y hacer que se sienta incómodo en vuestra presencia.
4.- No es positivo para el menor hablar mal del otro progenitor en su presencia; le crea confusión y a la larga os aseguro que no sirve de nada, sólo para generar rencor y resquemor en el niño hacia sus progenitores, tanto hacia el que habla mal, como hacia al que van dirigidos estos comentarios. Recordad que los niños nacen sin prejuicios ni rencores, no seamos nosotros los que se los creemos.
Esta recomendación sería aconsejable hacerla extensiva al resto de parientes y allegados del menor.
5.- Un mal acuerdo es mejor que un buen juicio. Esta frase se usa mucho en derecho, y viene a significar que es mejor hablar las cosas y llegar a acuerdos antes que verse la cara en los tribunales. En cualquier caso, está claro que no siempre es fácil lograr un acuerdo, y podemos encontrarnos sentados ante el juez para finiquitar definitivamente la relación.
Y si este es el caso ¿cómo le puede afectar esto a mi hijo?
La ley obliga a los jueces a escuchar al niño siempre que éste tenga suficiente juicio y en todo caso, cuando sea mayor de doce años. Por tanto, si los progenitores llegan a juicio, el/la juez deberá escuchar a los niños (se denomina exploración de menor). Lo hace a puerta cerrada (esto es, sólo lo interrogan el juez y el fiscal, sin presencia de padres ni abogados).
Llegado este caso, hemos de tener en cuenta que aunque jueces y fiscales son profesionales, es conveniente hablar antes con el niño y explicarle dónde va a ir. Y, fundamental, una vez salga de la exploración nada de acosarle con preguntas tipo: “¿Qué te han preguntado?, ¿Qué has dicho?, ¿Con quién has dicho que te quieres quedar?”. Por favor, pensad que la situación a la que se acaba de enfrentar el niño es muy delicada, y vuestros abogados ya os comunicarán el resultado de la exploración. Tranquilizadle, no le deis importancia y si podéis, que alguien se encargue de sacarlo del juzgado en cuanto haya terminado la exploración, y se lo lleve al cole o a tomar un helado.
Espero haberos ayudado con estos consejos prácticos, que quizá os puedan servir en caso de que os encontréis en una situación de esta naturaleza. De cualquier modo, cada familia es un mundo, y no siempre podemos obrar como nos gustaría.
Creo sinceramente que lo esencial es no olvidar nunca que los niños no son propiedad de uno u otro progenitor, que os necesitan a ambos y que es necesario apartarles del conflicto en la máxima medida posible, aunque sea a costa de tragarnos nuestro orgullo, porque en definitiva, el orgullo no nos dará la felicidad, pero sí nos la dará ver tranquilos y felices a nuestros hijos.
6 Comments
Me parece fenomenal recomendaciones, que siendo de sentido común, éste se pierda o no aparezca cuando hay una ruptura. Ojalá y todos aprendamos con consejos como estos, a ser más civilizados y que ocurra lo que ocurra, actuemos con respeto y amor a nuestros hijos. Gracias Lara!
Artículo excelente.
A mi x suerte d momento no me ha pasado…xo conozco casos cercanos, y es preocupante ver como uno d los progenitores piensa mas en su comodidas y orgullo antes q en el hij@…
Todo el post muy bonito pero,porque la custodia en la mayoría por no decir en todos los casos va para la madre?? Como bien se dice el niño tiene que estar con los dos pues a aplicar lo dicho el mismo tiempo con los dos no privar de tiempo normalmente al padre,que en la mayoría de los casos parece q solo un cajero- visitador. A ver si se mira por el niño y no se le prohíbe pasar el mismo tiempo con la otra parte ya que nadie sabe con quien prefiere estar ya que la valoración se le hace a los 12 pues mientras tanto antes el mismo tiempo con los dos,seria lo más justo para el niño.
¡Hola Carmen!
Haces bien en lanzar esa pregunta, y es que hasta hace bien poco parecía socialmente asentado que en casos de crisis matrimonial se otorgaba la custodia a la madre de manera casi automática, salvo raras excepciones. Afortunadamente hoy en día ya no es así. No sólo la sociedad ha cambiado, sino lo que es más importante a mi parecer: disponemos de leyes que nos indican que ambos progenitores tienen el mismo derecho y deber de estar con los hijos, salvo que judicialmente se demuestre que este sistema es perjudicial para el niño.
Muchas comunidades autónomas cuentan con sus propias leyes de Custodia Compartida, y en breve existirá una norma nacional al respecto, que se aplique allí donde no existan leyes autonómicas propias.
Un saludo
Me ha encantado el post. Pero y si El Niño es un bebe de 6 meses lactante?? Si el padre trabaja de sol a sol y no se puede ocupar de el y la madre si?? Para mi es difícil