Hola, me llamo Sara y hace unos meses detectaron altas capacidades intelectuales a mi hija pequeña. Al hacerlo, descubrí que un test que me hicieron a mí hace muchos años en realidad decía que yo también las tenía, aunque nadie me lo explicó.
Dos frases, y lo que cuesta decirlas. ¡Con lo que yo hablo!
El mundo de la superdotación y de las altas capacidades es tremendamente complejo. Mucho. Siempre digo que estoy en Primero de Feminismo, pero es que en cuestión de altas capacidades directamente estoy cursando Infantil. ¿Sabes cuando llegas a un sitio donde tienes la sensación de que todo el mundo sabe muchísimo y tú no tienes ni idea de nada? Esa sensación de hacerte muy pequeña… A veces me siento así. Para una persona que, como yo, NECESITA tener las ideas muy claras a la hora de hablar de algo esto supone un desasosiego total.
Y sin embargo HAY que hablar. Así que voy a tratar de hacerlo desde las tripas. Ahí no hay lugar a error. No quiero contaros cosas fingiendo ser la experta que no soy, ni tampoco sentar verdades absolutas. Voy a hablaros de nuestro caso, nada más.
Antes de la detección
Yo siempre he sabido que mis hijas (las dos) eran inteligentes. Fueron tremendamente precoces en la motricidad gruesa y en la fina y siempre han sido niñas con las que he podido hablar a calzón quitado de todo. ¿Pero cómo de inteligentes? El patrón que usaba para compararlas era básicamente el que tenía en casa, y mis hijas, para mí, no hacían nada excepcional, nada que no hubiese hecho yo antes. Es lo que ocurre cuando no tienes más niños cerca, que a ti lo tuyo te parece por defecto lo estándar.
Por lo demás, mis hijas eran (y son) dos niñas perfectamente normales: completamente adaptadas a su clase, sociables, con amigos, sin problemas aparentes. Es por esto por lo que con la mayor, a pesar de mis sospechas, nunca hemos investigado más allá: no hay problemas, ella está feliz así que ¿para qué? Pero la pequeña no era el mismo caso.
En segundo de primaria comenzó a decirme que se aburría en clase. Esto me empezó a preocupar pero no le di demasiada importancia hasta que un día con siete años recién cumplidos montó una bicicleta estática que habíamos pedido ella sola, sin instrucciones. Era capaz de saber exactamente no sólo cómo iba cada pieza sino de buscar la herramienta adecuada para ensamblarla. Eso definitivamente no era normal.
Detección (que no diagnosis)
En mi caso el proceso fue relativamente sencillo: cuando comenté en el colegio mis sospechas en lugar de tildarme de loca o decirme yo no lo veo (algo, por desgracia, bastante habitual) me apoyaron totalmente y fue ahí donde pasó los tests que, efectivamente, confirmaron mis sospechas. A todo este proceso se le llama detección porque la superdotación no es ninguna enfermedad por lo tanto no se diagnostica.
Mi hija Mencía tiene altas capacidades intelectuales y superdotación. Cuando entras en este mundo te das cuenta de que todo de repente se convierte en muy complicado. Hay chorrocientas teorías, chorrocientos patrones o unos números que intentan clasificar a tu hijo/a. ¿Sabéis? Al final tener un cociente intelectual de 128 o de 143 es lo mismo porque todo es bastante complejo.
Ayuda que sea de 140 porque al final las necesidades son parecidas pero te toca pelear menos. Hay quien ve las altas capacidades de manera reduccionista y quien tiene una visión más de conjunto. Los números… no dejan de ser números. Mi hija es la misma con él o sin él, hoy que hace un año. Un número no la define.
Y ahora, ¿qué?
Cuando estábamos en pleno proceso de detección (algo que fue bastante largo y no exento de dificultades emocionales) a mí me preocupaba el resultado. ¡Tonta de mí! ¡Eso sólo es el punto de partida! Lo complejo comienza después. Aún en un caso como el nuestro, con buena predisposición del colegio y con total implicación nuestra, con las altas capacidades NADA es sencillo, como estábamos a punto de descubrir.
Las dificultades de las altas capacidades intelectuales
- El tema de las altas capacidades y superdotación está en mantillas: nadie sabe demasiado y hay todavía un campo amplísimo para la investigación. Ni siquiera hay muchos psicólogos realmente especializados en el tema y cuesta dar con alguien que sepa de verdad de qué está hablando.
- En los colegios no tienen mucha idea. No saben qué esperar y son frecuentes las confusiones sobre qué es la superdotación. Ni son pequeños Einsteins que aprenden por ciencia infusa, ni Sheldon Coopers con problemas sociales, ni nada por el estilo.
- En algunos colegios ni siquiera tienen predisposición para aprender. No saben, pero tampoco están interesados en tenerlos en consideración y atenderlos como necesitan.
- Existe una falta de medios real en los colegios. La masificación en las aulas con niños de todos los niveles, con adaptaciones curriculares para los niños que tienen problemas en el sentido contrario y un único profesor para sobrellevarlo todo es un gran-gran-gran problema.
- Los padres no sabemos qué esperar, ni qué hacer, ni cómo ayudar a nuestros hijos en muchos casos.
Es decir, que el panorama para estas criaturas es cuando menos preocupante y lo cierto es que cuando a tu hijo o hija le detectan altas capacidades SABES que te va a tocar pelear para que le atiendan.
Es curioso: generalmente se asocian altas capacidades a niños que son cerebritos cuando la realidad es que el principal problema de altas capacidades es que existe un fracaso escolar bestial en este segmento de la población. Se detecta poquísimo. Y lo que se detecta suele ser porque hay algún tipo de problema.
Y sí, es verdad que los profesores están saturados y que hacen lo que pueden… pero no es menos cierto que los niños con altas capacidades tienen el mismo derecho a ser atendidos que los que necesitan un refuerzo porque van más lentos, les cuesta o tienen cualquier tipo de síndrome. No más, pero sí igual.
¿Qué son las altas capacidades?
Realmente no es lo mismo altas capacidades y superdotación. Digamos que todos los niños que tienen superdotación tienen altas capacidades pero no todos los que tienen altas capacidades son superdotados. En la visión más reduccionista, para entendernos, las altas capacidades llegarían hasta una cifra y la superdotación más arriba, pero es una visión que a mí no me gusta.
Al final he hablado mucho de qué no son las altas capacidades pero no de lo que SÍ que es. ¡Y es que no veáis lo complicado que es definirlo! Voy a intentar explicarlo de una manera lo más sencilla posible.
Los niños con altas capacidades son niños con un cerebro distinto al de la mayoría: son muy rápidos, aprenden con mucha facilidad, tienen muchísima curiosidad, tienen dudas que no corresponden a su edad … digamos que tienen el superpoder de poder aprender mejor y más deprisa que el resto. Y podríamos decir “¡jo, qué guay!”. Pues sí… y no.
En un mundo ideal esto sería así sin duda. La práctica lo que dice es que todo es mucho más complicado. Primero, porque nuestro sistema educativo no es un traje a medida, sino que está pensado para los niños que están en la media. No está pensado para el que va más lento que el resto y tiene que forzar la máquina para ir a un ritmo que no es el suyo, pero tampoco es para ellos que se aburren mortalmente.
Imaginad que os explican algo y lo entendéis a la primera. Y os lo repiten. Y lo repiten. Y lo repiten. Y así todos los días a todas horas. Los niños con altas capacidades suelen estar permanentemente aburridos en clase porque casi nada de lo que hacen supone un reto para ellos. Algunos de los niños desconectan sin más y se van a un mundo paralelo pero otros tienen comportamientos disruptivos (= se portan mal).
Si algo hay común en estos niños es la constante frustración. El mundo va a un ritmo mucho menor del que necesitarían ellos y tienen que estar lidiando con ello a todas horas.
Además, también es frecuente la sensación de estar desubicados en lo personal. La adolescencia es un momento bastante duro; si ya de por sí cualquiera está que no está, imaginad a estos chavales que tienen una disincronía entre la edad real y la mental.
Aún así, yo prefiero ver las altas capacidades como una oportunidad más que como un problema. ¡Será que soy una optimista irredenta!
Niños con altas capacidades, ¿qué debería hacer que saltaran nuestras alarmas?
No existe un perfil único de niño con superdotación: a mí me encanta que la psicóloga especialista en altas capacidades Jean Siaud-Facchin los llama cebras porque no hay dos iguales. Aún así, algunas cosas que pueden poneros en la pista son:
- Si tu bebé ha sido un niño de alta demanda
- Si tu bebé ha aprendido a andar, a hablar, a hacer puzles, a leer sospechosamente pronto o solo.
- Que tu hijo tenga una sensibilidad brutal y sufra por todo.
- Que tenga una sensibilidad física elevada: a los niños con altas capacidades les molestan las arrugas de los calcetines, el peso de los collares, que la ropa le apriete, las etiquetas de la ropa. Incluso tienen en muchas ocasiones dermatitis atópica y algunas otras patologías cutáneas.
- No soportan los ruidos fuertes
- Son niños con un elevado sentido de la justicia.
- Tiene muchísima curiosidad y quiere saberlo todo de todas las cosas… las que le interesan, claro.
- Piensan muy rápido.
- Hablan como si se hubiesen tragado a un abuelo.
- Pueden tener sinestesia.
- Son muy exigentes consigo mismos y a veces excesivamente perfeccionistas
- Siempre están dándole vueltas a la cabeza.
- Tienen un mundo interior muy rico
- Su sentido del humor es muy peculiar
¿Quiere decir que si mi hijo tiene dermatitis atópica es superdotado? No. Pero si vuestro peque os resulta sospechosamente familiar en muchas de las cosas que he dicho tal vez sería interesante que lo observarais. Saber las cosas es el primer paso para evitar problemas.
Y si vuestros hijos tienen altas capacidades mi recomendación es que os centréis en lo bonito que va a ser el viaje. Tener un niño así es agotador y demandante, pero también tremendamente estimulante.
Sara Palacios, aunque en la red muchos la conocen como Walewska (su nombre de guerra), es curiosa, inquieta, seriéfila, gafapastas y a ratos pedante.
Mamá de Mencía y Aldara los que la conocen dicen que tiene mucho sentido del humor y «yo no sé si soy graciosa o no, pero que me gusta reírme continuamente es un hecho. ¡Soy una optimista incorregible!»
Podéis seguirla en su blog Mamis y Bebés
3 Comments
Lo has explicado fenomenal!! Lo voy a compartir en mi circulo porque merece la pena leerlo 😉
Me ha parecido súper interesante, Sara. Efectivamente el problema principal es que la educación no es a medida…Supongo que detectarlo es un primer paso para poder suplir carencias…
Un abrazo enorme!
Hola Sara! A mi hijo de 5 años en la evaluación escolar de diciembre nos insinuaron que era un niño de altas capacidades. No sé si coincidencia o no pero a él siempre le he tenido como un niño muy especial y diferente a los demás (en cambio su hermana ni de coña!). Es un niño que a pesar de empezar a andar a los 16 meses y a hablar a los 4 años (vamos a logopeda) pues empezó a hacer puzzles casi antes de caminar, a los 3 ya hacía puzzles de 100 piezas, cogió la bici sin ruedines a los 2 y medio y zas! como si nada como un campeón. A parte, es un niño muy casero y exageradamente pegado a los padres, muy sensible, todo le afecta demasiado y lidiar con esto a veces se me hace cuesta arriba pero oye! que aquí estamos la mar de felices. En el cole se aburre, si le hacen repetir una actividad adiós! pobre chaval.. en fin, los profes allí lo dejaron y yo que no sé cómo encaminar la situación. Un abrazo!