Hay aspectos del desarrollo de los niños que nos empeñamos en que se den en una edad u otra, centrándonos únicamente en eso, en una cifra exacta en lugar de la individualidad que supone la edad para cada ser humano. Es decir, ¿por qué tratamos de generalizar en algo tan importante como es el desarrollo de las capacidades del ser humano? ¿Quién es capaz de medir la madurez del niño si cada uno es diferente?
Es común, y lógico, que tratemos de dar unas edades orientativas para realizar según qué cosas y adquirir algunos hitos del desarrollo, ya que hay aspectos que si se dan antes o después de las edades estipuladas, pueden determinar un desarrollo precoz o tardío del desarrollo evolutivo del niño.
Pero, ¿todos maduramos al mismo ritmo? ¿Se puede forzar el proceso de maduración de cada uno? Dentro de un patrón que va a darse antes o después, ¿es necesario adelantarlo, precipitarlo o forzarlo?
La madurez del niño, clave en su desarrollo
La realidad es que la maduración de cada aprendizaje se da en un momento concreto y, aunque podemos poner medios y herramientas al alcance del niño para propiciar o estimular algunos patrones, es necesario que surjan otros aspectos que no tienen que ver con el pequeño en sí, sino con su maduración cerebral, neuronal, muscular, de autonomía y emocional.
Cuando el cerebro no está preparado o los músculos implicados en una actividad como, por ejemplo, en la acción de caminar, no podemos obligarles a que maduren de un día para otro.
Si hablamos de niños sin ninguna patología o alteración en su desarrollo, nos daremos cuenta de que todos acaban caminando antes o después. Que es positivo y beneficioso poner a su alcance un espacio preparado, libre de obstáculos, pensado para niños y que tenga, por ejemplo, juguetes sobre las mesas u otros objetos en altura que le motiven a ponerse de pie o a iniciar la marcha. Pero si su sistema nervioso no está maduro, si no existen las conexiones neuronales necesarias, no hay una motivación emocional del niño o sus músculos no están preparados, no podemos obligar al niño a llevarlo a cabo ni poner todo el foco sobre su culpa o sus ganas a la hora de realizar algo.
Tendemos a creer que el peque que no lo hace cuando normalmente «toca» es porque es vago o caprichoso, en lugar de creer y comprender que no está maduro para ello y necesita más tiempo, madurez, práctica y motivación.
En el día a día conocemos muchos aspectos y acciones que sólo se darán cuando el niño esté preparado en todos los niveles como, por ejemplo, gatear, caminar, saltar, el control de esfínteres o el proceso de lecto-escritura.
Un ejemplo: el control de esfínteres
Me encantaría que conocierais uno de estos procesos para que comprendáis mejor todo lo que supone en los niños. Con la llegada del calor muchos habréis comenzado con el control de esfínteres, del que os hablaba aquí.
Llega el buen tiempo y de la mano comienza la operación retirada del pañal, sin pensar más allá de lo que esto supone para el peque, sino sólo poniendo el foco en la estación del año que es.
Pero, con toda la información de la que disponemos y todos los estudios que encontramos al respecto, ¿cómo podemos empezar un proceso tan importante sólo porque es verano y hace calor?
No nos paramos a pensar en todo lo que el control de esfínteres supone para un niño y para su desarrollo. Que no es el peque el que elige el momento para comenzar este proceso ni el que se niega a dar el paso.
No es un capricho del niño, sino un proceso de madurez en el que interviene la maduración del sistema nervioso central, el desarrollo del cerebro, las conexiones neuronales, la madurez muscular (en este caso de los músculos del suelo pélvico), su madurez emocional o su autonomía, entre otros.
Podemos hacerle practicar o incluso podemos «forzar» al niño, haciendo que se siente cada poco tiempo en el orinal y quitándole el pañal sin haber mostrado signos de madurez como los que os contaba aquí, pero si realmente esperamos a su momento de madurez, a SU momento, al que marque su cuerpo, su cerebro, sus emociones, no el que marque el tiempo, el resto de niños o la escuela, llevará a cabo por sí mismo este hito de una manera sencilla, rápida y feliz.
Mientras que si forzamos y adelantamos estos aprendizajes, podemos retrasarlos en el tiempo, alargarlos y provocar una negación o rechazo del niño hacia ellos.
Sólo debemos esperar al clic del niño, a ese momento idóneo en el que todo se conecte y armonice entre sí para llevar a cabo un nuevo hito.
También es importante que destaquemos la importancia de un ambiente preparado para niños, que sí influirá en la predisposición del niño y de la estimulación que reciba para llevar a cabo nuevos aprendizajes.
Es decir, un niño que se rodea de un ambiente propicio para su edad y su desarrollo evolutivo, encontrará más sencillo llevar a cabo los aprendizajes propios de su edad, que un niño que no está rodeado de un entorno favorecedor.
La estimulación es necesaria, y no seré yo quien diga lo contrario, pero hay aspectos madurativos que no podemos adelantar ni debemos forzar, ya que un aprendizaje que puede llevar al niño un corto periodo de tiempo adquirir, puede que lo alarguemos e incluso lo retrasemos al tratar de adelantarlo y provocarlo en un momento o a una edad inadecuada.
«La infancia es única y debe ser cuidada y respetada por todos, ya que marcará el futuro del niño y su forma de ver el mundo”.
Alejandra Melús es maestra de Educación Especial y experta en Atención Temprana e Intervención Psicomotriz y trabaja con niños de cero a seis años realizando sesiones individualizadas de tratamientos especializados.
Podéis seguirla en su blog Atención Temprana y Estimulación
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Me gustó mucho todo lo que has escrito , tengo un niño de 2 años 4 meses , que no va a guardería, lo cuida una chica y yo que trabajo a medio tiempo , es un niño que a la edad que tiene ya cuenta del 1 al 15, reconoce los números , sabe todo el abecedario y reconoce las letras en los anuncios de la calle , arma rompecabezas de 20 piezas , conoce los colores , sin embargo fuimos a una prueba de ingreso para la escuela y le dijeron que le hace falta seguir instrucciones, le piden que a la voz de mando de la profesora debe caminar en puntillas , pararse en un pie y caminar para atrás , él no convive con otros niños , no se si en realidad niños de su edad pueden obedecer esas instrucciones , al momento estamos reforzando eso pero entiendo que es un tema de maduración , las tareas de la casa son diferentes a una guardería y las mamás que criamos a los niños en casa no tenemos esas pautas , los niños siguen instrucciones que implican tareas del hogar , me puedes orientar con esto ? No se si debería buscar más ayuda con esto o en un par de meses ya alcanzará la maduración que piden en la escuela .