Lara es Magistrada de Primera Instancia e Instrucción en la provincia de Valencia. Aprobó la oposición en 2008, y desde entonces se ha especializado en Violencia de Género y en Derecho de Familia, temática sobre la que está finalizando su tesis doctoral.
Colabora con la Universidad Cardenal Herrera-CEU, impartiendo clases de Derecho Penal y es coautora de libros dedicados a la problemática de Violencia de Género y Menores, así como de la redacción de protocolos de actuación entre Jueces y Fuerzas de Seguridad del Estado en materia de Violencia de Género. Actualmente pertenece al Consejo Rector de la Escuela Judicial.
Lara y su marido Francisco son papás de un nene de tres años y de una nena de un año y medio, que les ayudan a no perder la cabeza en este mundo de locos, aunque a veces los peques les hacen perder el norte.
Podéis seguirla en Twitter: @mipadawan
Restaurantes ¿Podemos llevar comida de casa para nuestros peques?.
La navidad se acerca peligrosamente… Y con ella, los reencuentros, las cenas con amigos y/o familia, los regalos y el espumillón. Son muchos los planes que tenemos para estas fechas. Y uno de ellos es salir a comer o cenar fuera.
Recuerdo cuando mis peques no estaban. Mi marido y yo solíamos salir a cenar bastante a menudo, solos o con más gente. Y teníamos muchas opciones para elegir: comida tradicional, fast food, vegetariana o japonesa. Menús enormes, de tapas o de degustación. Reservábamos mesa, un sitio para cada uno, copita de vino, platos sofisticados o sencillos… Vamos, lo que nos apeteciera en cada momento.
En esos momentos no era consciente de que en muy poco tiempo nuestra vida cambiaría por completo. Y sí, también estos pequeños placeres se verían alterados.
Ahora, cuando vamos a comer por ahí, lo primero que hacemos es avisar de que somos “dos adultos-dos carros-un niño pequeño-una niña pequeña pero no tan pequeña como para darle de comer a brazo”, porque si no especificamos concretamente los integrantes de la excursión y los accesorios que llevamos, corremos el riesgo de que nos coloquen en esa mesita cuadrada que está al lado de la puerta, tan pequeña que hemos de comer por turnos.
En fin, que ahora nuestros criterios de elección del restaurante han variado, y son del estilo: que tengan espacio para carros, parque infantil, espacio entre mesas, y (lo más de lo más) que tengan wifi: la Patrulla Canina no perdona.
Otra de las cosas fundamentales que nos preocupa como padres y madres es el tipo de comida que van a servir. Porque además de nosotros, nuestros hijos también comen. Hay quien más, hay quien menos, pero todos se alimentan. Y además los niños tienen la “mala” costumbre de que no todos pueden comer lo mismo.
Hay menores que aún no comen sólido; otros, que no pueden tomar gluten, lácteos o alimentos con frutos secos. Y así podría poner cien ejemplos más.
Pues bien. Decidimos salir a comer. Preparamos la bolsa con mudas, toallitas, cremas, chupetes, pañales, juguetes y la tablet. Embutimos a los niños en los carros, envueltos en sus mantitas. ¿Ya está todo? ¿Podemos irnos? ¡No! ¡Un momento, falta la comida de los peques!
Y entonces viene la pregunta: ¿Podemos llevar comida de casa para nuestros pequeñines? ¿Pueden los restaurantes prohibirnos que saquemos alimentos propios dentro de sus locales?
Estas cuestiones no tienen una respuesta categórica, me temo. Antes de contestar debemos recordar cuál es la actividad propia de un restaurante: servir comida. Por tanto, en un principio, si su actividad es la de ofrecer un tipo de alimentos a los clientes, estos no pueden “contraatacar” trayendo al local alimentos propios de su casa. De la misma manera que uno no puede ir al cine y dentro de una sala proyectar una película casera, o no podemos ir a Zara y dentro de la tienda montar un puestecito de venta de ropa de segunda mano.
Los restaurantes pueden prohibir a los clientes que consuman alimentos que traigan de fuera, si estos coinciden con los ofrecidos por el establecimiento en cuestión. Debemos señalar en este aspecto que los restaurantes son un negocio, no desempeñan una labor social. Por esa razón, cuando entramos en un local y pedimos que nos calienten un potito para darle la comida al niño, el personal del restaurante puede negarse, o bien consentir pero pedirnos a cambio que tomemos alguna consumición de su carta.
Sí, nos puede parecer una falta de solidaridad, de hecho creo que la negativa del restaurante a ofrecer esta ayuda lo dejaría en muy mal lugar, y daría lugar a comentarios críticos en redes, foros y demás. Y probablemente no iremos jamás a comer a este lugar. Pero… No están obligados a ofrecernos su apoyo. Así es.
Ahora bien, esta regla general de admisión tiene una serie de limitaciones:
– No pueden prohibir la entrada de alimentos específicos, tales como productos sin lactosa, sin gluten, sin frutos secos, etc, salvo que éstos estén contemplados en carta.
– No pueden prohibir la entrada de comida preparada para bebés, si no ofrecen este servicio específico en el restaurante.
– Tampoco pueden prohibir las bebidas preparadas o para preparación de niños o personas necesitadas (pensemos en leche para bebés, sueros, etc).
Sin embargo, lo cierto es que algunos establecimientos no respetan esas excepciones, y alegan normativa autonómica o legal para no cumplir con sus obligaciones.
Frente a esto, debemos señalar, tal y como recuerda FACUA (Federación de Asociaciones de Consumidores y Usuarios de Andalucía), que la existencia de normativa autonómica propia para regular el derecho de admisión en locales abiertos al público, que en algunos casos es utilizada como argumento para la prohibición, no puede prevalecer sobre la legislación estatal de Consumo, que es de rango superior, y menos aún ante derechos –los de los consumidores- que están recogidos en la Constitución. Y las autoridades deben garantizar la protección de los derechos de los consumidores por encima de otros intereses.
En caso de que nos encontremos ante alguna de estas situaciones, lo mejor es pedir la hoja de reclamaciones, y en su caso, denunciar los hechos ante la Asociación de Consumidores. De esta manera podremos dejar constancia de los abusos e incorrecciones de estos establecimientos, y podremos lograr frenar los comportamientos arbitrarios e injustos de estos locales. Poquito a poco, entre todos podemos contribuir a la pacífica coexistencia entre quienes ofrecen servicios y quienes los consumimos.
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Hola, llevo tiempo investigando sobre esta cuestión. ¿ Me podrías facilitar las reglamentaciones en las que lo explica y vienen las excepciones?? Gracias, un saludo.