Úrsula Perona es lincenciada en Psicología y especializada en Psicología Clínica Infanto Juvenil. Actualmente tiene una consulta privada en Alicante y participa como experta en congresos de ámbito internacional. Así mismo ha colaborado con diversos medios de comunicación locales.
Desde el año 2010 tiene un blog que le acerca a sus pacientes y donde comparte información que puede resultar útil a sus lectores.
Podéis seguirla en su blog ursulaperona.com
Prevenir el fracaso escolar ¿es posible desde la primera infancia?
Por supuesto que sí. Hay muchas cosas que podemos hacer desde que nuestros hijos son bien pequeños para inculcarles la curiosidad, motivación y tesón necesario para que no fracasen en los estudios.
En primer lugar hemos de proporcionar un ambiente estable y sano en casa. Si el niño vive en un ambiente desestructurado, problemático, donde la familia está inmersa en problemas, esto influirá en el rendimiento escolar.
Enseñar con el ejemplo. Si desde bien pequeños nos ven disfrutar de la lectura, ven periódicos por casa, nos escuchar cuestionarnos noticias o indagar sobre diversos temas, se despertará su curiosidad. Y la curiosidad es imprescindible en el aprendizaje. Si no siento curiosidad por saber, conocer y descubrir cosas, difícilmente me interesarán los contenidos académicos.
Si por el contrario desde pequeños los llevamos a museos, excursiones, les compramos libros sobre temas diversos (astronomía, el antiguo Egipto, arte…etc.), despertaremos en ellos el amor por el conocimiento. Por suerte hoy en día hay libros maravillosos sobre infinidad de temas interesantes adaptados a todas las edades.
Transmitirle el amor por el trabajo y el estudio. Si lo primero que nos oyen decir es “que asco de trabajo”, “en el colegio no me enseñaron nada”, “ para lo que me ha servido estudiar…” o “ yo no he estudiado y mira que bien me ha ido”, estaremos transmitiendo valores alejados del respeto por aprender y el gusto por el conocimiento. Es muy importante cuidar el lenguaje, pues los niños van interiorizando lo que escuchan.
Estar muy atentos a la base del aprendizaje: la lectoescritura. Suele ser lo primero que se les enseña, y es lógico, pues casi todo el aprendizaje posterior se apoya en la lectoescritura. Las ciencias, la historia, otros idiomas…todo se aprende a través del lenguaje. Así que es muy importante que se consolide bien al aprendizaje de la escritura y lectura. Debemos estar atentos a posibles dificultades que puedan surgir, y apoyar desde casa la consolidación de los mismos. La comprensión lectora es fundamental, y a leer se aprende leyendo. No es suficiente con lo que hacen en clase, tenemos que dedicar tiempo a leer con ellos con frecuencia.
Transmitirles, dándoles pequeñas responsabilidades, la disciplina del esfuerzo. Desde bien pequeños pueden encargarse de recoger sus juguetes, llevar la ropita sucia al cesto…etc. Estas pequeñas tareas, que puede parecernos que carecen de importancia, tienen un valor fundamental. Aprenden a asumir responsabilidades, a tolerar la frustración que les pueda producir hacer algo que en un momento dado no les apetece, y a ser autónomos.
Esto, llegado el momento, se trasladará al ámbito escolar. Y serán capaces de sentarse a realizar sus tareas aunque no les apetezca, o responsabilizarse de sus deberes.
Crear hábitos de estudio desde el principio.
Cuando leemos con ellos un rato, repasamos lo que han hecho hoy en el cole, o les preguntamos qué han aprendido hoy, estamos sembrando la semilla de unos buenos hábitos de estudio. Cuando van siendo más mayorcitos y empiezan a traer deberes, debemos reservar un ratito para estar con ellos mientras hacen los deberes. Al principio no pueden hacerlos sin ayuda, y es normal. Conforme vayan creciendo serán capaces y necesitarán menos apoyos, pero al principio es importante estar con ellos.
Esto no significa hacer las tareas por ellos, ni corregirles los ejercicios para que lo lleven todo perfecto etc. Significa supervisar, apoyar y ayudarles a organizarse un poquito.
Y cuando crezcan, a partir de los diez años, es muy importante que aprendan a estudiar. Las técnicas de estudio son fundamentales. Si no podemos o sabemos enseñárselas nosotros, podemos buscar algún curso. Lo importante es que aprendan a sacar el máximo provecho al tiempo que dedican al estudio para que el rendimiento sea acorde al esfuerzo. En caso contrario puede resultar frustrante y desmotivador.
Y por último, estar atentos a si nuestro hijo presenta alguna dificultad concreta, algún problema de aprendizaje o de atención que pueda estar entorpeciendo el estudio. Muy a menudo el fracaso escolar esconde algún tipo de problema como dislexia, TDHA, discalculia…etc. O es indicador de problemas emocionales o de estar sufriendo bullying, por ejemplo.
Y por último, es también importante darnos cuenta de si el niño está sobrecargado de extraescolares, demasiado cansado o se está forzando el ritmo de aprendizaje. Hay que tener en cuenta su edad, su capacidad y su disponibilidad. Los niños necesitan descansar, jugar etc. el tiempo suficiente para poder rendir en el estudio.
Si tenemos estos factores de protección en cuenta, estaremos previniendo desde casa y desde la primera infancia el fracaso escolar.
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