Uno de los miedos que tienes como padre es que a tus hijos no les gusten cosas que a ti te apasionan. Imagínate que eres del Real Madrid y te sale un hijo del Barça, o que te encanta ir a la montaña y tu hijo es un súper urbanita al que la sola posibilidad de ir de excursión al monte le produce urticaria. Un drama. A algunos nos pasa cuando nuestros hijos no nos salen lectores.
Yo soy una friki de los libros. No soy especialmente fan del libro electrónico porque lo mío es un cuasi fetichismo. Me gusta sentir su peso, oler su aroma, deleitarme llevándolo de aquí para allá. Para mí es más que un objeto. Tengo una estantería en casa descomunal (que he ido aligerando por cuestiones de espacio, pero sólo cuando me he sentido preparada) y los libros siento que me han acompañado, en el sentido físico incluso, durante toda mi vida. Cuando me mudé por primera vez lo primero que me llevé fueron mis libros porque eran lo que hacían que me sintiera en casa.
Y mis hijas no leen, o corrijo, la pequeña no lee y la mayor ahora sí, pero nos ha costado la vida. ¿Cómo ha podido pasar? ¡Si lo tenían todo a su favor! Libros a mano (SÚPER a mano, diría), cantidades industriales y una madre que jamás ha escatimado en lectura: ¿Quieres este libro?, te lo compro ¿Quieres ir a la biblioteca?, vamos. ¡Si hasta tenía un blog de lectura y me mandaban un montón de cosas! Además me ven leer, me ven escribir, me ven siempre rodeada de libros. ¿Por qué? ¿Por qué a mí?
Si hay algo que resulta especialmente frustrante son los comentarios que tratan de poner el peso en las condiciones del hogar de ese niño: “No, es que el mío lee porque siempre nos ha visto leer”, o esas listas con “consejos para que hacer que tus niños lean”. De verdad, no. Resulta condescendiente y poco empático para quien lo recibe. Me alegro de que tu hijo lea, de verdad que sí, y que te haya funcionado lo que has hecho pero a la mayoría de las personas que se encuentran en mi situación (unas cuantas, por desgracia) no nos ayuda demasiado.
Asumámoslo. La lectura ahora tiene grandes competidores que antes no tenía. El mundo audiovisual lo pone complicado, la electrónica tampoco ayuda. Y a mí me gusta que mis hijas vean películas porque me parece enriquecedor, me gusta que jueguen (incluso a cosas electrónicas) porque aportan cosas interesantes… pero me gustaría que esto no hiciera que la lectura se quedara fuera de la ecuación. Supongo que sienten que las aventuras que vivía yo sumergiendo la nariz en los libros las pueden vivir de otro modo.
El otro día en una reunión con gente más joven que yo nos llamó la atención lo que dijo una persona: “Lo mismo un día no tienes un rato para leer un post, pero para ver un vídeo siempre encuentras un momento”. Y me dio que pensar. Yo leo por defecto y para ver un vídeo tengo que buscar un rato porque es lo que no me suele venir bien. Me temo que las nuevas generaciones que vienen están programadas para encontrarse más cerca de esta chica que de mí. Las cosas audiovisuales les resultan más accesibles que lo otro… y me temo que es una cuestión generacional con la que no podemos luchar solos ni de manera fácil. Así que sí, decir que un niño que tiene libros a mano, que ve a sus padres leer o al que le han leído cuando era pequeño va a leer me parece simplista.
Es obvio que si tenemos las condiciones adecuadas para hacer algo va a ser más fácil que suceda el milagro. Es ponerlo todo en bandeja: libros a mano, un espacio, el ambiente adecuado… pero al igual que con el amor, hay veces que teniéndolo todo de cara no sucede o justo lo contrario, que con todo en contra de repente pasa. Creo que intentar inculcar el amor por la lectura es lo que hay que hacer, sobre todo cuando eres un bibliófilo… es lo que te apetece, lo que te nace, lo que QUIERES hacer. Pero también hay que aprender a no culparnos si a pesar de todo no sucede. Podemos poner todo de nuestra parte y que nos cueste la vida que cojan un libro.
Creo que además el discurso que recibimos tiene que actualizarse. ¡Cuántas veces he oído yo esto de que no hay que forzar a los niños a leer! Ya os lo digo yo: infinitas, y generalmente de gente amante de la lectura que desean de veras que algo haga clac en sus cabecitas. En un plano teórico parece un consejo bueno, pero me temo que con estos niños no lo es del todo. Yo eso hice. No quise obligar a mi hija a leer… y nos tiramos un año en el que si leyó un libro puedo dar las gracias. Al final tuve que claudicar porque leer, lamentablemente, es mucho más que meterse en mundos mágicos y llevar la mente de aventuras.
Leer es una habilidad que refuerza cosas que necesitan para el cole (y para la vida) como la comprensión oral y escrita, la ortografía etc. ¡Cuántas veces nos quejamos la blogueras de que la gente no lee! Y no es que no lean, es que no entienden lo que están leyendo. No leer no es una opción para un niño. ¿Cuánto es el tiempo razonable para esperar a que voluntariamente lean? Yo aguanté un año sin presionarla, pero aquello era insostenible… y sobre todo es que no tenía visos de tener un fin próximo.
Si un bibliófilo os dice que sus hijos mayores no leen no le deis los mismos consejos que le da todo el mundo: si es alguien muy lector posiblemente eso lo haya probado ya antes y seguramente habrá leído todo lo leíble sobre el tema. No lo infravaloréis y decidle que lo lamentáis sin más. Con todo nuestro cariño, nos sirven más las historias de gente que ha tenido dificultades que casos como el mío que leía hasta las etiquetas del champú cuando tenía un segundo libre.
Os dejo una lista de los libros que a mis lectoras les sirvieron para niños que no leen en mi blog.
Sara Palacios, aunque en la red muchos la conocen como Walewska (su nombre de guerra), es curiosa, inquieta, seriéfila, gafapastas y a ratos pedante.
Mamá de Mencía y Aldara, los que la conocen dicen que tiene mucho sentido del humor y «yo no sé si soy graciosa o no, pero que me gusta reírme continuamente es un hecho. ¡Soy una optimista incorregible!»
Podéis seguirla en su blog Mamis y Bebés
2 Comments
[…] niños a los que no les gusta leer, y es un tema que a mí me escuece mucho. Hoy reflexiono sobre ello en la web de Tutete más extensamente, pero básicamente me lamento de que a veces los padres que tienen niños muy leones no se ponen […]
Me siento plenamente identificada. Yo ya estoy en la etapa de lectura por obligación.