Martina Calzada, con una una niña que estudia piano, un niño con autismo y una bebé, habla de cómo cada familia, con sus circunstancias, puede encontrar su propio estilo de vida familiar organizado. Para que el día a día con tus hijos sea más fácil y divertido.
Madre de familia numerosa y licenciada en periodismo, como muchas otras mujeres y madres profesionales, ha encontrado en internet el lugar que le permite aunar su pasión por su trabajo y su devoción por su familia.
Podéis seguirla en su blog Nosinmishijos.com
Tener un hijo con discapacidad no te hace mejor persona
A veces se transmite la idea de que los padres de niños con alguna discapacidad somos una especie de superhéroes y nada más lejos de la realidad.
No somos héroes ni villanos, somos personas humanas como el resto, con nuestras miserias, nuestras angustias y sobre todo nuestros miedos. La incertidumbre es uno de los grandes demonios que nos atormentan a diario y no tenemos más opción que luchar contra ella.
La presunción de honorabilidad en la diversidad
Del mismo modo que ser padre o madre te cambia la vida, pero no te hace mejor persona, tener un hijo con discapacidad también te la cambia. Y si, es cierto que tener un hijo con algún tipo de limitación te cambia la vida «doblemente» pero eso no te convierte en un dechado de honestidad.
Los niños con discapacidad caen en todo tipo de familias y con todo tipo de padres. Tanto los que tenemos un hijo con algún tipo de problema como los profesionales que trabajan en este ámbito, lo sabemos bien. Confluimos en los mismos lugares y vemos casos de todo tipo, la discapacidad es así, democrática.
El caso de Nadia está teniendo una gran repercusión mediática por tratarse de un “presunto” estafador que ha aprovechado la discapacidad de su hija para lucrarse y alguna fechoría más, y eso lo hace más sangrante.
Si hubiera sido un simple estafador sin más no estaría ocupando tantos titulares. Resulta sorprendente cuando no debería serlo. Deberíamos saber que los ladrones y asesinos también tienen hijos, padres y hermanos susceptibles de sufrir discapacidad, enfermedad o cualquier otro tipo de problemática. Y que eso, no necesariamente va a hacer que cambien.
En la discapacidad sobran héroes, no empatía y compromiso social
La idea de un padre o una madre coraje, un héroe que se sobrepone a cualquier adversidad para salvar a su hijo, siempre es muy seductora. Alguien con valores que lucha por la vida de su hijo es el tipo de historia que nos gusta conocer y de la que queremos formar parte, pero en realidad no es eso lo que necesita esta sociedad para ser más inclusiva.
Sobran los héroes que sólo enarbolan la bandera de la lucha exclusivamente por su hijo. Hacen falta las personas que ven en Martín, en Rodrigo, en Laura, en todos los niños, a su hijo y luchan por los derechos de todos. Porque tener empatía no es sentir pena.
Sin irnos al extremo de padres delincuentes, la realidad es que también existe el padre egoísta dentro de la discapacidad. El que sabe de unas clases de natación gratuitas y evita decirlo para que su hijo tenga una atención más personalizada. El que a sabiendas de las dificultades que tiene el día a día de una familia con un hijo con discapacidad solo “barre para casa”. Es triste sí, pero existe.
No sería justa si no dijera que en el mundo de la discapacidad he tenido la suerte de encontrarme con una gran mayoría de padres empáticos que no dudan ni un segundo en ayudar.
Los padres que ayudan no piden nada, abren las puertas de su casa como si te conocieran de toda la vida y es que saben muy bien lo que sientes dentro de ti: miedo, desesperación, preocupación a la vez que esperanza y anhelo.
La solidaridad es la base
El mundo de la diversidad es un pequeño reflejo de la sociedad en general. Soy de las personas que piensa que a nuestro alrededor hay una gran mayoría de personas buenas. Y no es que lo piense, es que lo he comprobado. Estoy segura de que si tú también buscas y pides ayuda a tu alrededor, la vas a encontrar tal y como yo la encontré en su día.
Sólo cabe hacer lo mismo cuando tú te encuentres en su lugar y alguien recurra a ti en busca de ayuda. Es la mejor manera de ser agradecido. Pregúntate cómo quieres quedar en la memoria de los demás ¿como la persona que podía haber ayudado y no lo hizo o como la persona que ayudó en todo lo que pudo?
Yo tengo en mi memoria los dos tipos de personas, afortunadamente muchas más de las que ayudan y yo también espero estar en ese grupo, así que si necesitas ayuda, cuenta conmigo.
Estoy segura de que sabrás corresponder y no dudar en compartir la ayuda que tú recibas. Porque creo que las personas y creo en ti. Creo en este tipo de anti-héroes que no acaparan titulares.
Crédito fotografías Violeta Rodríguez
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