Sara Palacios, aunque en la red muchos la conocen como Walewska (su nombre de guerra), es curiosa, inquieta, seriéfila, gafapastas y a ratos pedante.
Mamá de Mencía y Aldara los que la conocen dicen que tiene mucho sentido del humor y «yo no sé si soy graciosa o no, pero que me gusta reírme continuamente es un hecho. ¡Soy una optimista incorregible!»
Podéis seguirla en su blog Mamis y Bebés
El tesoro de tener amigas
No sé quién fue el que se inventó esto de que las mujeres somos las mayores enemigas de nuestro género. Es cierto que hay gente muy malaje por el mundo, pero no estaríamos siendo justos con nuestro género si nos centráramos sólo en lo malo, y estoy completamente segura de que por cada mujer malvada hay muchas más que son buena gente.
Y si lo que te rodea son todo malas personas ¡cambia de amigas a la de ya! Con la de gente maja que hay por el mundo y vamos a estar perdiendo el tiempo con quien nos hace sufrir, que nos da quebraderos de cabeza y que es un foco de negatividad. Os lo diré en perfecto alemán: Ni-de-koñen.
Las mujeres con hijos hemos sido todas primerizas en algún momento. A algunas parece que se les olvida lo difícil que era cuando no tenías ni idea de nada y estabas aterrada: debemos ser compasivas con quienes se encuentran en esa situación y ponernos en sus zapatos. Por eso nos volvemos a veces un poco monotemáticas: todos cuando superamos algo que nos resulta difícil y nos sentimos orgullosos por haberlo conseguido tenemos necesidad de hablar de ello. Ahora ya no ocurre, pero las que tengáis más años recordaréis lo pesados que se ponían ellos con las historias de la mili. Era un hito en sus vidas y como tal tenían que contarlo. Pues con la maternidad sucede lo mismo: has sobrevivido, tu hijo aparentemente tiene todas necesidades básicas cubiertas, ergo te sientes poderosa por haberlo conseguido. Como diría Dora la Exploradora, ¡Lo hicimos, we did it! y el mundo lo tiene que saber. Así que no podemos dejar de hablar de ello.
Pero el principal motivo por el que las madres recién paridas somos una pésima compañía es porque la maternidad es agotadora. Cada día admiro más a las mujeres de otras generaciones que tenían un montón de hijos y además se encargaban de un montón de cosas como de ir a lavar al quinto pimiento a horas intempestivas de la mañana. Sinceramente no sé cómo lo hacían. Para que luego nos digan que somos el sexo débil ¡y un cuerno!.
Francamente, no dormir es una de las peores pruebas a las que podemos someter al organismo. Si un día no duermes lo suficiente y ya estás para el arrastre cuando esto es una constante en el tiempo es para nota. Tienes que hacerlo todo y encima intentar estar de un humor decente, cuando lo que te apetecería es dimitir de madre y meterte en la cama ipso facto.
Las amigas son un tesoro que tenemos que valorar especialmente en el momento de la maternidad.
- Rodéate de gente que no tenga las cosas en cuenta. Hoy por ti, mañana por mí.
- Ten en cuenta sus consejos. No digo que haya que seguirlos al pie de la letra porque puede que a ti no te sirvan, pero al menos se merecen que las escuchemos y tomemos en consideración.
- Busca un ratito para ellas. Es cierto que la amistad no sabe de números y las buenas amistades sobreviven a la distancia. Pero ¡qué sé yo! Una llamada, un whatsapp, un mensaje en las redes sociales, cualquier cosa para interesarnos por alguien a quien queremos. Ya vendrán tiempos mejores en los que podamos dedicarles tiempo de calidad. De momento con que les dediquemos un poco de tiempo aunque sea de calidad pésima y duración limitada servirá.
- Escúchalas. Ya sabemos que nuestro mundo nos absorbe, pero hagamos sentir a la otra persona que un poquito sí que nos importa y tal ¿o qué?
- Son las que te harán sentir menos sola. Porque la maternidad es un momento en el que estás todo el día con tu pequeño, siempre acompañada y sin embargo hay momentos en los que te sientes solísima.
Y no pasa nada por hacer nuevos amigas … si tenemos amigas con los que compartimos intereses podemos desahogarnos contandoles nuestros traumas, yo qué sé, maternales / blogueriles / del deporte / de fanáticos del macramé con los interesados y así el resto de amigos que te quieren con locura porque son tus «bro» o tus «sis» te cogerán fresca y con la mente abierta. Todo ventajas.
No sé el que dijo eso de que el saber no ocupa lugar. Mis estanterías en casa atestiguan que eso es más falso que un billete de cuatro euros. Pero creedme que con los amigos sí que se cumple. Tener gente con la que reírte, llorar, disfrutar y que te alegra los días no tiene precio.
2 Comments
Cuanta verdad. Genial post
Las buenas amigas (esas que nos soportan incluso cuando estamos insoportables) son ciertamente el mayor de los tesoros. ¡Muy bueno, Sara! Y tu alemán… ¡impecable, oye! 😀