Lara es Magistrada de Primera Instancia e Instrucción en la provincia de Valencia. Aprobó la oposición en 2008, y desde entonces se ha especializado en Violencia de Género y en Derecho de Familia, temática sobre la que está finalizando su tesis doctoral.
Colabora con la Universidad Cardenal Herrera-CEU, impartiendo clases de Derecho Penal y es coautora de libros dedicados a la problemática de Violencia de Género y Menores, así como de la redacción de protocolos de actuación entre Jueces y Fuerzas de Seguridad del Estado en materia de Violencia de Género. Actualmente pertenece al Consejo Rector de la Escuela Judicial.
Lara y su marido Francisco son papás de un nene de tres años y de una nena de un año y medio, que les ayudan a no perder la cabeza en este mundo de locos, aunque a veces los peques les hacen perder el norte.
Podéis seguirla en Twitter: @mipadawan
El problema del acoso escolar
Supongo que muchos de vosotros habréis leído la carta de un niño, en la que se despide de sus padres, antes de tirarse por el balcón. Tenía 11 años.
“…Os digo esto porque yo no aguanto ir al colegio y no hay otra manera para no ir. Por favor espero que algún día podáis odiarme un poquito menos…” Son las palabras de Diego, presunta víctima de acoso escolar. (Noticia de El Periódico)
El acoso escolar (también conocido como hostigamiento escolar, matonaje escolar o por su término inglés bullying) es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado.
Las estadísticas nos dicen que predomina la violencia emocional sobre la física, y en la mayor parte de los casos, se da en el aula o en el patio de los centros escolares. Los protagonistas de los casos de acoso escolar suelen ser niños y niñas en las puertas de la adolescencia, siendo ligeramente mayor el porcentaje de niñas en el perfil de víctimas.
Tal vez, su equiparación en el mundo adulto, se encontraría en el denominado “acoso laboral”, debidamente previsto y penado en el Código Penal. Pero, ¿Qué ocurre con el acoso escolar? En este tema nos enfrentamos a dos circunstancias:
1) El Código Penal prevé un castigo para el acoso laboral, y sin embargo no reconoce el acoso escolar. ¿La razón? Este Código está pensado para delitos que puedan cometer adultos, y no niños en el colegio. El problema radica en que la Ley de Responsabilidad Penal del Menor (lo que vendría a ser el Código Penal de Menores) no recoge delitos propios, si no que remite al Código Penal y lo que prevé es que en el caso de que dicho delito sea producido por un menor de entre 14 y 18 años, el castigo será distinto.
Nos encontramos así en un callejón sin salida: por una parte el delito de acoso no figura como propio en el Código Penal, porque éste sólo recoge figuras que puedan ser cometidas por adultos; y por otra parte el Código de Menores se limita a remitir al Código de Mayores para describir los delitos que puedan cometer los menores.
2) El bullying puede darse (o empezar) antes de que el agresor cumpla la edad de 14 años, lo que quiere decir que no será penalmente responsable de sus actos si los comete antes de alcanzar dicha edad.
Pero entonces, ¿Eso quiere decir que a un menor de 14 años que cometa actos de acoso escolar no se le puede exigir responsabilidad penal o cvivil alguna?
A él directamente, no.
Lo que sucede es que, a la vista de la existencia de un caso de acoso escolar con agresor menor de 14 años, se pone en marcha un sistema de protección de menores en el que interviene el Ministerio Fiscal, para detectar el origen del trastorno del menor-agresor, buscar la solución y reintegrarlo por medio de una correcta educación. Además, en el caso de que existiera responsabilidad civil (por ejemplo porque al menor víctima se le han causado lesiones) los padres y/o el colegio responderían por él.
¿Significa esto que ante un caso de acoso escolar por menor de 14 años no podemos hacer nada?
Claro que no. Por supuesto que podemos hacer:
a) Papel de madres, padres y familiares.-
El colegio enseña, los progenitores educan. Esta frase no por dicha muchas veces deja de ser verdad, aunque personalmente entiendo que los profes contribuyen en gran medida a la educación de nuestros peques.
Es tarea fundamental de los progenitores estar pendientes de sus hijos e hijas, acompañarlos en su crecimiento, comprenderlos y detectar posibles anomalías en su comportamiento o hábitos, a fin de descubrir no sólo posibles situaciones de acoso, sino una larga lista de pequeños detalles que pueden acarrear sufrimiento en el día a día de lo/as más peques de la casa.
En este sentido resulta fundamental reforzar la autoestima de los hijos. Da igual que sean altos, bajos, más o menos agraciad@s, listísimos o algo lentos en el aprendizaje. Para vosotros son los mejores. Aseguraos de que se enteran de eso.
Y no vale el decir: “Es que trabajo tantas horas que no puedo ver casi a mis hijos… es que viajo tanto… es que estamos separados y los veo sólo los fines de semana… es que no quieren hablar..”. NO. Son TUS hijos. Aquí no cuenta el número de horas que estés con ellos, si no la calidad del trato con ellos el tiempo que los tengas contigo. Recuerda que nadie los conoce mejor que tú. Repítete esto porque es cierto. Y no tengas miedo si descubres algo en ellos que te haga sospechar que pasa algo. Porque habrás detectado el problema y podrás poner solución. Lo malo es no detectarlo. La focalización de pequeños detalles detectados a tiempo puede salvar a tu hijo de un posible caso de bullying.
b) Papel de los centros escolares.
Muchos niños. Poco profesorado. Muchas asignaturas. Poco tiempo para pararse a pensar. Pero es lo que hay.
Los niños hacen gran parte de su vida en el colegio, y es necesaria no sólo una atención primaria por parte del profesorado, sino un plan o protocolo de rápida actuación en los casos de bullying.
No soy profesora, y entiendo que la detección y tratamiento de estos casos es complejo, pero ante un supuesto de acoso escolar, si se trata como maltrato, coacciones o amenazas (que es como suele exteriorizarse), pensad que la responsabilidad civil puede recaer directa o subsidiariamente en el centro escolar, porque ante la conducta acosadora de algún alumno, puede concluirse que el colegio ha incurrido en culpa in vigilando, lo que traducido al lenguaje común vendría a ser que no ha puesto suficiente diligencia para que esto no pasase o poder pararlo a tiempo.
c) Los propios niños.
Desde pequeños, es necesario hacer entender a los menores que vivimos en una sociedad plural, donde el respeto y la tolerancia son las bases de nuestra cultura. Si no nos respetamos unos a los otros, la sociedad difícilmente avanzará.
Pensemos en los niños ya no como víctimas, si no como agresores -o potenciales agresores. Es importante también que los progenitores y profesores, se preocupen de detectar no sólo qué niños sufren bullying, si no qué menores lo practican: son niñ@s, claro, pero les hemos de concienciar de la existencia de límites y de normas basadas en el respeto, en una sociedad cada día más plural.
No digo que sea una tarea fácil. Pero creo sinceramente que entre todos podemos acabar con el problema del acoso escolar. Es una tarea diaria en la que estamos involucrados todos los adultos que contribuimos a la educación y enseñanza de los niñ@s. Es preciso dejar las diferencias a un lado y luchar juntos por nuestro futuro, que se plasma en esa carita con legañas que te mira por las mañanas y te pregunta ¿Hoy hay cole?
Por esas personitas. Por vuestras personitas. Acabemos con el problema del acoso escolar, por favor.
2 Comments
Fantástica exposición, sobretodo aclarándome lo poco claro que está en el plano legal. Pero vamos, es obvio que los niño-as son responsabilidad de sus padres y-o cuidadores, en segun qué momento y por lo tanto sobre ellos debe recaer cualquier acción que de ellos se derive. Yo he sido madre de niños pequeños, y teniendo la gran suerte de no tener que trabajar durante sus primeros años de vida, he sido consciente de ese mundo alrededor de ellos, de sus miradas, de sus alegrias, de sus miedos. Hay que estar ahí o, en su defecto, ser algo más que el papi o mami que «están» con ellos unos momentos, lo que nos permite la manera de vivir de hoy dia, para darnos cuenta de «quienes son nuestros hijo-as». En ese sentido, veo en el mundo de hoy, una especie de «desidia», o de «es fácil, se crian solos» y NO ES VERDAD. ¿Quién no se habría comido a algunos padres, o niños , en por ejemplo, un Centro Comercial? Hay una falta grave de EDUCACIÓN que no se tiene en cuenta. Los adultos actuamos así: vamos a conseguir nuestros objetivos y a veces no miramos si «pasamos por encima de alguien». ESO es lo que enseñamos. EDUCACIÓN es respeto, y como ciudadanos, deberíamos «exagerar» esas muestras que a algunos, nuestros padres, nos enseñaron bien. Educación = Respeto.
Gracias Lara.
Enhorabuena por tu artículo
Efectivamente es un serio problema y su posible solución reside en muchos espacios
La enseñanza y la educación son responsabilidades de escuela y familia respectivamente, pero no tienen por qué ser excluyentes y de hecho no lo son.
La educación en la escuela es a medio plazo mientras que la familiar es muchísimo más inmediata. Lo contrario que sucede, a mi modo de ver con la enseñanza.
Creo que haría falta un plan de enseñanza bien estructurado por profesionales y no por políticos que fuera serio, sensato y, desde luego, estable.
No conozco en profundidad la «educación para la ciudadanía», pero realmente, como nombre de la asignatura, lo veo perfecto. En la asignatura de religión, ser homosexual es una enfermedad en el mejor de los casos, si no pecado. Por ahí no vamos a ningún sitio