Carmen Pérez Saussol es psicóloga especialista en psicología clínica y educativa y experta en intervención Psicoteréutica, Educativa y Diagnóstico Clínico.
Cuenta con una amplia experiencia docente como formadora en universidades, institutos, colegios y guarderías. Además, realiza intervenciones en desarrollo personal, coaching y competencias directivas. Es autora del libro: Educar con una sonrisa.
Desde hace catorce años orienta a niños, adolescentes, padres y profesores desde su centro de psicología y logopedia. También podemos escucharla semanalmente en un espacio de radio semanal, colaborando en programas de televisión o verla en los parques con sus tres pequeñines.
Podéis seguirla en su blog Educar con una sonrisa
El poder de un vínculo seguro
Todos queremos que nuestros hijos sean felices y estén contentos, que aprendan a querer desde la calma y vinculen desde el corazón, que gocen de ser queridos y sepan construir unas relaciones saludables sin chantajes afectivos ni miedo al rechazo. Los padres deseamos que nuestros hijos estén sanos emocionalmente y vivan los afectos con limpieza, pero para ello, debemos saber que es imprescindible forjar con ellos un vínculo seguro.
La relación con nuestros hijos es tan importante e influyente que, en gran medida, determinará la manera en la que ellos van a relacionarse a lo largo de toda su vida. Por ello, los padres y las madres deberíamos prestar atención a la calidad del afecto que mantenemos con nuestros hijos, sobre todo los 3 primeros años de vida, pues esta, es una etapa crucial en el desarrollo neuronal y un momento clave en la formación de su estructura de personalidad.
Nuestros comportamientos y expresiones van a ser condicionantes en la organización de sus sistemas mentales, podrán reforzar su seguridad y ayudarles a tener una autoestima más fuerte o hacerlos débiles e inseguros ya que nuestras palabras sobre todo cuando nuestros hijos son pequeños, se graban a fuego en su interior. Recordad que los niños sienten y ven el mundo a través de sus padres, somos las personas a las que más quieren, su fuente de imitación e incluso de supervivencia. Ellos necesitan de ese vínculo, pero de nosotros depende hacerlo seguro, estable y sano desde el principio. Así que padres y madres, procuremos que sus primeros 36 meses estén marcados por abrazos, achuchones, risas, momentos de calma, separemos el sentimiento del límite, fomentemos un hogar donde se sientan seguros y protegidos, pues así conseguiremos que esas experiencias se conviertan en la base de sus estructuras fisiológicas.
Aquí os dejo una guía a la que podéis recurrir para conseguir que las relaciones con vuestros hijos sean satisfactorias, divertidas y duraderas:
- Se cercano afectivamente (dale abrazos, besos y achuchones)
- Pasa tiempo tu hijo (sin prisa, en calma)
- Verbalízale tus sentimientos positivos (dile que lo quieres)
- Haz que se sienta seguro y apoyado a tu lado (irrádiale protección)
- Separa el sentimiento del límite impuesto (que el comportamiento no determine lo que lo quieres)
- Juega, canta, baila y ríe
- Crea un hogar (haz que se siente miembro de vuestra familia)
- Elimina la violencia, los miedos, la quejas y el mal humor
- Fomenta su autonomía (procura que este en distintos ambientes, deja que pase tiempo con otros educadores)
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