Amparo nació en Valencia, es madre de 2 hijos y siempre quiso ser médico.
En 1984 logró su sueño: ayudar a los demás a cumplir los suyos y desde entonces la reproducción asistida llegó a su vida para nunca irse.
En 1990 formó parte del equipo que vio nacer el Grupo IVI y desde 2003 tiene el reto y el placer de dirigir IVI Valencia, la clínica donde empezó todo, o como dice su slogan, donde nacen los sueños.
Cómo preservar la fertilidad de la mujer
Mi nombre es Amparo Ruiz, soy médico y me dedico a la Reproducción Asistida desde hace más de 30 años. En el IVI los últimos 25, desde su fundación.
La posibilidad de ayudar a las parejas que no pueden tener hijos a que puedan lograrlo, me enganchó desde que supe que se había conseguido la Fecundación in Vitro en el mundo. En ese momento supe que no podría dedicarme a ninguna otra cosa.
Mi padre tenía un buen laboratorio de análisis clínicos en el que yo trabajé mientras estudiaba la carrera. Mi experiencia en el manejo de técnicas de laboratorio me sirvió de punto de partida para poner en marcha, el primer laboratorio de FIV que consiguió el nacimiento por reproducción asistida en un hospital público en España. Jamás me ha aburrido mi trabajo porque evidentemente ¡es el mejor trabajo del mundo!
Durante todos estos años he tenido la suerte de participar en el desarrollo de técnicas que van resolviendo cada vez más y más problemas de infertilidad, cada vez más y más complejos. Trabajando por mejorar las condiciones de cultivo de los embriones para conseguir una décima más en los porcentajes de embarazo… una décima más o una décima menos… pues sí, porque para una mujer puede significar conseguir su embarazo o no.
Con los óvulos y los espermatozoides de una pareja conseguimos logros que hace 30 años eran solo una ilusión, pero los óvulos se acaban, no los tenemos para toda la vida. (por cierto, los espermatozoides sí se producen prácticamente toda la vida)
Menos mal que existen las donantes de óvulos (¡¡gracias!!) y el tratamiento de donación de ovocitos, que permiten ser madres a mujeres que no tienen más óvulos o no son de suficiente calidad… tantas y tantas mujeres, cada vez más, porque la vida social y la biológica cada vez van más cada una por su lado y lo habitual es plantearse la maternidad y paternidad cuando se está preparado para ello o cuando se puede y para entonces, a menudo los ovarios ya no funcionan porque ya no quedan óvulos que madurar.
¿Quién iba a pensar en eso cuando tenía menos de 35 años? ¡¡Con lo jóvenes y estupendas que estamos a los 40!! Y claro que lo estamos, porque nuestra esperanza de vida cada vez es mayor y de mejor calidad, pero la de nuestros ovarios, no.
Tenemos un número de óvulos desde antes de nacer, que son para toda la vida. No producimos más después de nacer. Desde la pubertad, cada mes apartamos unos cuantos y los ponemos a madurar para que al menos uno sea muy bueno y pueda ser fecundado. Cada mes nuestro cuerpo intenta eso y gasta unos cuantos óvulos. Mientras somos jóvenes y hay muchos óvulos, gastamos bastantes cada mes porque la naturaleza quiere asegurarse de conseguir uno lo suficientemente bueno y así, nuestro grado de fecundidad va aumentando hasta los 30 años, pero a partir de los 37, van quedando pocos y son los peores. Como cuando vamos sacando piezas de fruta de un gran cesto: las del fondo del cesto, no suelen ser tan buenas. Y cuando se acaban, se acabó. No hay más.
En estos casos tratamos de obtener algún embrión cromosómicamente normal o recurrimos a los óvulos de donante, que también es una excelente opción pero…. ¿Y si pudiésemos guardar algunos de esos óvulos buenísimos que se desperdician cuándo más fértiles somos? ¿Y si conservaran su calidad de óvulos de mujer joven y pudiesen donárselos a sí mismas las mujeres cuándo ya no les quedan? Es decir ¿Y si en infertilidad también pudiésemos prevenir y no solo curar, como en tantas otras áreas de la medicina?
Pues se puede. La preservación de los ovocitos mediante la técnica de vitrificación es la clave. ¡YA SE PUEDE PRESERVAR LA FERTILIDAD! y es necesario proclamarlo a los cuatro vientos. Hasta se puede saber cuándo es el momento de hacerlo en cada mujer, porque existe una hormona, la antimülleriana (AMH), cuyo nivel en sangre indica con bastante acierto cómo va nuestra reserva ovárica. Debemos conseguir que toda mujer sepa que, si quiere, puede guardar algunos de sus óvulos por si algún día los necesita.
¿Cómo proceder correctamente? Antes de los 35 años, un análisis de sangre para detectar el nivel de AMH, que combinado con la edad, nos indicará si es conveniente preservar ya.
Quien no lo haga que sea porque no quiere o incluso porque no puede, pero que nunca sea por no saber que eso era posible.
2 Comments
Esto me parece fenomenal,pero lo de la donacion en esta clinica no es tan facil como lo cuenta esta mujer,porque yo intente ser donante para poder ayudar a mujeres que por desgracia no pueden. Soy madre de 3 niños totalmente sanos y me discriminaron porque me faltaban 2 cm de altura para cumplir sus canones que es lo que no cuentan.
Al final si que pude ayudar,pero en otra clinica que prefirieron primar por un buen material genetico y no por la altura.
¡Hola! Desconocemos la política de esta clínica para poder elegir donantes de óvulos o espermas, pero mucha gracias por tu opinión. ¡Un abrazo!