Vanesa reconoce ser una madre que intenta conciliar todas las facetas de la vida (trabajo/familia/blog), «haciéndolo lo mejor posible y sin desfallecer en el intento ni volverme loca».
Comenzó a escribir La Orquídea Dichosa hace 5 años por pura necesidad de compartir su maternidad, y poco a poco se fue convirtiendo en un lugar de encuentro con otras madres, donde no sólo compartía su visión de la maternidad sino todo aquello que encontraba de utilidad o le hacía la vida más fácil.
Con el tiempo reconoce que se ha ido alejando de las etiquetas de la maternidad, pues «he aprendido que sólo sirven para crear distancias entre las madres. No soy una madre perfecta, no soy una súper madre, no soy una súper mujer, ni tampoco pretendo serlo; sólo una soy una madre como tú».
Podéis seguirla en su blog Una madre como tú, el blog de La Orquidea Dichosa
Recuerdo como si fuera ayer el día en que, estando embarazada de mi primer hijo, el ginecólogo, junto con un endocrino, me dio la noticia: tienes diabetes gestacional.
En ese momento se me vino el mundo encima, en parte por culpa del revoltijo de hormonas, en parte porque me parecía una complicación terrible que podía lastrar mi salud y la de mi hijo. Lo sé, me puse melodramática. Pero es posible que a ti también te haya pasado, o que tengas la misma concepción errónea que tenía yo de la diabetes gestacional.
Por eso hoy te quiero contar todo lo que he aprendido de la diabetes gestacional después de tenerla en mis dos embarazos, cómo me afectó a mí y mis trucos para sobrellevarla, para que comprendas mejor esta complicación del embarazo y sepas cómo lidiar con ella.
Diabetes gestacional
Las causas
La diabetes gestacional es un estado transitorio causado por las hormonas del embarazo generadas por la placenta, que reducen la capacidad del propio cuerpo de responder a la acción de la insulina, provocando en algunas mujeres que aparezca la diabetes gestacional.
Hay determinados factores que aumentan el riesgo de padecer diabetes gestacional: ser mayor de 35 años, obesa, tener antecedentes familiares de diabetes…
Los síntomas
Los síntomas que se pueden presentar se pueden confundir con los típicos de embarazo: aumento de sed, de ganas de orinar, náuseas y vómitos, aumento de apetito y pérdida de peso. Éste último es el que nos puede dar la voz de alarma, pues una embarazada debe ganar peso, no perderlo.
Yo, como os digo, la sufrí en ambos embarazos, y mientras en el primero no noté ningún síntoma, en el segundo noté en seguida que perdía peso, lo cual me hizo ponerme en alerta y comenzar a vigilar mi dieta.
Las pruebas
La diabetes gestacional aparece en torno al 10% de los embarazos, motivo por el que en España se hace la prueba de O’Sullivan a todas las embarazadas alrededor de las 24-28 semanas, que es cuando suele aparecer. Es la “prueba del azúcar” que todas conocemos, esa en la que primero te sacan sangre, y luego te dan a beber un brebaje empalagoso (glucosa) para volver a sacarte sangre al cabo de una hora y comprobar cómo ha reaccionado tu cuerpo.
Sólo cuando se detectan niveles elevados se realiza la conocida como curva de la glucosa, que consiste en repetir la ingestión de glucosa y realizar extracción de sangre a la hora, a las dos horas y a las tres horas, además de la muestra inicial. Si dos de los valores resultan elevados se diagnostica diabetes mellitus gestacional (DMG).
Si, como yo, has tenido DMG en un embarazo anterior, muy posiblemente te hagan el test de O’Sullivan ya en el primer trimestre, pues las posibilidades de que repita aumentan considerablemente. En mi caso los resultados mostraban intolerancia a los hidratos de carbono (o pre diabetes) por lo que ya consideraron que de nuevo tenía diabetes gestacional.
¿Y esto qué quiere decir?
Pues quiere decir que tu cuerpo no es capaz de responder adecuadamente ante la insulina que produce, motivo por el que hay gran cantidad de azúcar circulando en tu sangre, y por lo tanto ese exceso de azúcar llega a tu bebé, pudiendo perjudicarle.
NO os voy a hablar de las consecuencias de la diabetes gestacional en el bebé porque me parece innecesario. Estas consecuencias se producen cuando no hay control sobre la diabetes, o bien porque no se detecta o bien porque no se consigue normalizar los niveles durante el embarazo.
Pero si os voy a decir que puede acarrear complicaciones al bebé; por eso es tan importante que hagamos la dichosa prueba del azúcar, y en caso de tener que hacer dieta que la respetemos, por muy odiosa que sea en ocasiones, que lo es; debemos tener muy presente que no estamos haciendo esa dieta por nuestra salud, sino por la de nuestro bebé.
El tratamiento
El tratamiento de la diabetes gestacional es tan sencillo –y tan complicado- como hacer ejercicio en la medida de tus posibilidades y seguir la dieta que te indican. No es posible establecer una dieta totalmente estándar puesto que debe adaptarse a las necesidades de cada embarazada, pero si os puedo contar un poco por encima las pautas que sigue esta dieta.
Lo más importante, y el motivo por el que nos ponen a dieta, es evitar que nuestros niveles de glucosa en sangre hagan picos. Tanto la falta como el exceso de azúcar son dañinos para el bebé, por eso en la dieta habrá una distribución de hidratos de carbono a lo largo de todo el día que quizás pueda parecer exagerada (en mi vida he comido tanto pan como con esa dieta), pero es totalmente necesaria.
Estos picos se vigilan a través de un glucómetro, un aparatito electrónico que mide los niveles de glucosa a través de unas tiras donde se deposita una gota de sangre. Seguramente tendrás que pincharte (un pequeño pinchacito en el dedo) antes o después de cada comida principal. Tanto el glucómetro como las tiras te los entrega la Seguridad Social.
En la dieta encontraremos tres comidas principales (desayuno, comida y cena), dos secundarias (merienda de mañana y de tarde), y una “recena”, destinada a ayudar a mantener los niveles de glucosa estables durante la noche.
En cada una de estas comidas se nos indicará, muy probablemente, las cantidades exactas de hidratos de carbono que podemos comer, en función del tipo (pan, pasta, arroz, patatas…), y también las cantidades de fruta. Estos son los alimentos que nos aportarán azúcares, así que hay que ser muy cuidadosas respetando las cantidades.
También nos marcarán las cantidades de verduras que tomaremos en las tres comidas principales. Tened en cuenta que las verduras ayudan a que la absorción de los hidratos de carbono sea más lenta, con lo que si no coméis suficiente cantidad os subirá el azúcar más rápido; si tomáis las cantidades indicadas lo hará de un modo más lento y prolongado (que es lo que se busca), por lo tanto afecta directamente a vuestros niveles en sangre.
La dieta indica también las cantidades de proteína, aunque en esto suelen dar un poco de margen puesto que no interfiere especialmente en los niveles de glucosa.
Personalmente os aconsejo ser muy exactas con la dieta los primeros días; a mí me resultó muy útil hacer mi comida aparte las primeras semanas, y pesar todos los alimentos en una báscula digital. Si ponen 40 gr de pan, pues no me valen ni 38gr ni 42gr, y si ponen 30gr de arroz no me paso ni un gramo tampoco. La dieta para controlar la diabetes es como un puzle en el que cada pieza cumple su función; si cambias las cantidades te resultará más difícil normalizar los niveles, ¡no te auto boicotees!
El motivo de hacer tu comida aparte es que así puedes pesar la comida antes y después de cocinada; en un par de semanas ya tienes unos pesos y cantidades de referencia de todas las comidas ya elaboradas, lo cual te facilitará mucho las cosas, especialmente si comes fuera de casa.
Todo esto que ahora te parecerá lioso te aseguro que lo tienes controlado en unos días. Y si tienes cualquier duda/problema/complicación tu endocrino, enfermera o matrona están ahí para ayudarte; no temas plantearles tus preguntas.
¿Y si la dieta no es suficiente?
En ocasiones la dieta no es suficiente y es necesario inyectar insulina para ayudar al cuerpo a normalizar sus funciones. En ese caso el endocrino pautará las cantidades y forma de administración, que suele ser mediante un bolígrafo especial para pinchar insulina.
Si te dan miedo o grima las agujas… ¡bienvenida al club! Nunca me han gustado especialmente, y el día que me vi con el boli en la mano reconozco que me entró una aprensión tremenda. Tardé más de media hora en pincharme. El segundo día tardé 15 minutos. El tercer día lo hice sin pensar. Al cabo de un mes me pinchaba con más alegría que los mosquitos de cabo de gata en agosto. Si yo puedo, tú también 😉
¡No olvides el ejercicio!
El ejercicio será tu gran cómplice en esta batalla. El ejercicio activa tu cuerpo y le obliga a quemar glucosa, y por lo tanto te ayuda a rebajar los niveles y normalizarlos. Así que debes intentar mantenerte activa hasta el final del embarazo, pues eso te ayudará a mantener la glucosa a raya, y a evitar la insulina –o aumentar la cantidad a pinchar-.
¿Y si no consigo controlar la diabetes gestacional?
A veces los dichosos niveles se resisten a volver a esos límites que nos ha marcado el endocrino, a pesar de seguir la dieta a rajatabla. Debes tener en cuenta que en los niveles de glucosa no sólo influye lo que comemos, sino también nuestra salud y estado de ánimo. Si estás resfriada, nerviosa, ansiosa… tus niveles se verán alterados. Así que si un resultado no te encaja con lo que has comido, pregúntate si hay algo de esto… mientras te das un paseo por el pasillo 😉
Cuando no se trate de nada de esto y simplemente sea cuestión de la dieta, puedes probar el que para mí fue el truco infalible: tan pronto acababa de comer, en el mismo momento que posaba el tenedor, me ponía a andar por el pasillo. O los juguetes del peque. O a limpiar el espejo del armario. O a recoger y limpiar la cocina. O a salir a pasear por la calle, que ya es lo perfecto.
Haz lo que más te guste o menos pereza te dé, pero con 20-30 minutos de ejercicio inmediato se consiguen verdaderas maravillas. Pero es importante que sea inmediato, no vale que te sientes media hora en el sofá y lo hagas después.
Este truco también sirve si el monstruo de los antojos de embarazada te obliga a comerte una galleta de más al desayuno 😉 ¡Pero ojo, no vale abusar! Recuerda que lo importante es evitar picos, y eso sólo se consigue respetando la dieta.
¿Qué sucederá después del parto?
Como te expliqué, son las hormonas que produce la placenta las que causan la diabetes gestacional, con lo que en la mayoría de los casos desaparece al alumbrarla. Para confirmar que así ha sido te harán test de glucosa tras el parto.
Ya sólo queda que pongas a tu bebé al pecho, pues la lactancia materna os ayudará a los dos a estabilizar vuestros niveles de azúcar, y reducirá las posibilidades de que ambos desarrolléis diabetes en el futuro. Además de ser una experiencia inolvidable, palabra.
¿Te ha quedado alguna duda? Si es así, aprovecha el formulario de abajo y pregunta.
Fuentes:
Wikipedia
MedlinePlus
6 Comments
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Lo de que con la diabetes gestacional pierdes peso no es algo común , yo he tenido diabetes gestacional con mis tres hijos y en ninguno de ellos he perdido peso. Por lo demás todo muy bien explicado !!
Hola Ana, es cierto que no siempre pierdes peso, yo con mi primer hijo no lo perdí. Pero si empiezas a perder peso puede ser una señal de que hay una diabetes no diagnosticada.
Por cierto, ¡tres veces! Yo creo que no sería capaz de pasarla una tercera vez, acabé saturada de la dieta y los pinchazos. ¡Un abrazo!
Muy buen post. Yo lo pasé un poquito mal hasta que me hice a ello. No podía dormir mucho como hacen normalmente las embarazadas , a las 8 en pie para el control,insulina y desayuno. Muchos pinchazos a lo largo del día, visitas al médico, cambios en la insulina y cantidad hasta que dieron con lo correcto para controlarlo,dieta, todas las noches iba a andar y me daban bajadas( a 40) y un mal sentimiento de culpabilidad por el bebé… Luego ya te haces y es más normal todo, la nena genial( nada de bebé macrosomico ni nada), la diabetes desapareció y todo bien .Eso si , nunca hacer caso a los » amigos » y sus opiniones porque te dicen cada barbaridad que le puede pasar al bebé que te ponen el cuerpo malo y a llorar…Así que ni caso , sólo al médico.
Gracias por compartir tu experiencia Esmeralda. Estoy de acuerdo contigo, especialmente en lo de cerrar las orejas a lo que te puedan decir, y añadiría «nada de buscar en google», que luego te llevas cada susto…
¡Un abrazo!
Yo me he sentido muy culpable por haber tenido antojos dulces y pensar que esta situación me la he provocado yo