Tener alergia a la leche es más común de lo que nos pensamos. Ocurre cuando el sistema inmunitario interpreta que la proteína de la leche de vaca es peligrosa y que por tanto tiene que revelarse contra ella.
Por ello, aparecen reacciones alérgicas que hacen que el niño esté molesto, le duela el estómago o se ponga irritable. Aunque son muchos los expertos que no encuentran el sentido a este tipo de alergias, si que suele existir un importante componente genético. Y, aunque estas alergias suelen desaparecer por sí solas cuando el niño tiene entre 3 y 5 años a veces no es posible superar este tipo de dolencias.
Síntomas de la alergia a la leche
- Aparecen durante los primeros meses de su vida después de introducir la leche artificial en su dieta. Estos pueden aparecer poco después de su primera ingesta o incluso hasta más 10 días después de ésta. Los síntomas también pueden aparecer si el bebé se alimenta exclusivamente de leche materna y la madre ingiere leche de vaca.
- Las heces blandas, las naúseas, irritabilidad, erupciones en la piel o incluso eccemas son los ejemplos más comunes de síntomas.
- Es un poco difícil de diagnositicar ya que se parece a otro tipo de enfermedades.
- La mayoría de los niños termina superando esta alergia a los 2 años de edad, aunque siempre habrá alguno que continúe con la misma hasta ser adolescente.
Si sospechas que tu niño pueda ser alérgico a la leche lo primero por supuesto es llamar al pediatra que os preguntará sobre antecedentes familiares de intolerancias alimentarias y alergias. Hará una exploración al bebé y solicitará las pruebas pertinentes para su diagnóstico y para descartar que estemos hablando de cualquier otra dolencia. Entre las pruebas más comunes existen las cutáneas, los análisis de heces y el de sangre. En caso de darse positivo, el tratamiento más adecuado consistirá en limitar el uso de esta sustancia en la dieta del pequeño. Si le estás amamantando, deberás consumir menos lácteos y buscar otras fuentes alternativas de calcio y nutrientes.
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