La llegada de un bebé a la familia que incluye un perro y/o un gato u otro tipo de mascota hace que indudablemente nuestras prioridades también.
Sin embargo, es posible la conciliación perfecta entre ambos mundos sin que nuestro animal se sienta apartado y sin por supuesto, desatender todas las necesidades de nuestro niño. Además, la mascota puede convertirse en una atracción y amigo para el bebé con el que aprenderá a respetar a todos los animales.
La relación entre una mascota y el bebé de la casa
- Desde el comienzo debemos ir preparando el terreno para la llegada del recién nacido. Para ello, nuestra mascota debe ir dándose cuenta de los cambios que vamos a introducir en la casa sin que estos sean bruscos. Debemos ir acostumbrando a que la mascota duerma en su nuevo espacio. Por ejemplo, uno de los dos -preferiblemente el papá- será el que se encargue más de nuestro animal ya que la madre atenderá más tiempo al pequeño.
- El animal estar perfectamente vacunado, limpio y desparasitado antes de que nazca el bebé. Esto también es importante durante el embarazo de la madre.
- Nuestra mascota se debe habituar al olor del bebé. Por ello es recomendable que dejemos que el animal huela al niño con mucho cuidado y protegiéndole. Mientras uno de los progenitores atiende al bebé los primeros días, el otro debería a su vez no olvidar de saludar a su mascota y acariciarla.
- Nunca debemos dejar solo a nuestro hijo con el animal. Hemos de educarle para que no entre en la habitación del niño.
- Debemos vigilar las interacciones entre ambos, nuestra mascota puede sin proponérselo, tan solo jugando, hacer daño al bebé.
- Durante el gateo, el niño puede ir perdiendo poco a poco el miedo al animal y mostrase incluso agresivo con él. Hemos de enseñarle a interactuar con el gato y el perro y a jugar con tranquilidad con ellos.
En general, la relación entre ambos puede ser algo muy positivo para todos. Sin embargo, es cierto que ocasiones los animales pueden presentar actitudes de celo o desconfianza ante el niño. En caso de mostrarse así, el animal debe ser vigilado todo el rato, o atado para que no se produzca ningún tipo de ataque. En el caso de que esa actitud no desaparezca, no nos sería posible seguir conviviendo con esa mascota en nuestra casa.
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