Los terrores nocturnos son muy frecuentes en la infancia. Se calcula que un 40% de las personas han tenido en su infancia algún episodio, pero pocas los siguen sufriendo en la edad adulta. Asociación Española del Sueño
Empiezan por lo general entre el año y los 5 años de edad, y continúan hasta los 7 años o incluso hasta la adolescencia. Un episodio puede durar de 2 a 40 minutos y, cuando termina, tu hijo se vuelve a dormir de manera abrupta sin recordar el incidente. Babycenter
Qué son los terrores nocturnos
Algunos investigadores hablan de los terrores nocturnos como fallos misteriosos en las transiciones que hacemos normalmente con facilidad entre las distintas etapas del sueño.
Los terrores nocturnos, son trastornos del sueño en los cuales el sujeto se despierta rápidamente de su sueño aterrorizado.
Se puede despertar gritando y con frecuencia asustado y confundido. Puede llegar a golpear violentamente los objetos de su alrededor sin ser consciente de su entorno.
Puede estar sudando, respirando muy rápido, tener una frecuencia cardiaca rápida y pupilas dilatadas. El episodio suele durar de 10 a 20 minutos y luego volver a dormirse.
El suceso ocurre durante la fase de sueño profundo en las primeras horas de la noche.
Generalmente no se recuerda ningún sueño. A la mañana siguiente tampoco se recuerda lo ocurrido por la noche.
Terrores nocturnos Vs. Pesadillas
Una pesadilla y un terror nocturno no se desarrollan de la misma manera. Cuando una pesadilla termina, el niño se queda verdaderamente despierto, se acuerda de lo que soñó y puede hasta hablar de ello y la presencia de su madre o de su padre le hace falta, le viene bien y le reconforta.
Además, las pesadillas se producen en la fase del sueño en la que se sueña (en el que hay movimiento ocular rápido), habitualmente de madrugada, entre las 2 y las 6 a.m., mientras que, por lo general, tienen terrores nocturnos en las primeras horas de la noche, durante el sueño en el que no se sueña (en el que no hay movimiento ocular rápido).
En Babycenter ofrecen, además, una clave muy buena y definitiva sobre cómo diferenciar e identificar uno y otro:
La manera más fácil de distinguir entre un terror nocturno y una pesadilla, según la experta en sueño de BabyCenter Jodi A. Mindell, autora de Sleeping Through the Night (Durmiendo toda la noche), es preguntarse quién se siente peor al respecto la mañana siguiente.
«Si tu hijo está más agitado, tuvo una pesadilla. Si eres tú quien está perturbada, probablemente tuvo un terror nocturno».
Ten por seguro que el «terror» de una noche así dura mucho más tiempo en el papá o la mamá que lo vio que en el niño que lo vivió.
Causas más habituales con que se les relaciona
En la página de La Asociación Española del Sueño explican sus causas claramente:
- Antecedentes de este problema en la familia: La tendencia a padecerlo puede heredarse, el 80% de los niños con terrores tiene algún familiar con este problema.
- Desarrollo inmaduro del cerebro: Los terrores nocturnos pueden reflejar etapas del desarrollo en el que el cerebro aún es inmaduro y por eso el niño tiene dificultad para salir completamente del sueño muy profundo o despertarse, produciendo un despertar incompleto.
- La fiebre y ciertos medicamentos: Tanto la fiebre como los medicamentos pueden aumentar las fases de sueño profundo haciéndolas aún más profundas lo que puede ayudar a que puedan aparecer terrores nocturnos.
- La falta de sueño o tener horarios de sueño irregulares: puede provocar que las fases de sueño profundo sean aún más profundas y de nuevo pueden ayudar a que aparezcan terrores.
Causas más habituales
- Insomnio. Dificultad para volver a conciliar el sueño si el niño se ha despertado a consecuencia de estos.
- Somnolencia diurna. Consecuencia directa del punto anterior y de un mal descanso o de poca calidad.
- Alteraciones del sueño de toda la familia.
Consejos en caso de terrores nocturnos
Lo principal es conocer, informarte sobre el problema, asumirlo y prevenir en la medida de lo posible.
Pautas según la Asociación Española del Sueño:
- Evitando programas o películas violentas o de terror que estimulen la imaginación.
- Evitando que las personas que cuidan del niño u otros niños más mayores los asusten o persigan con miedos durante juegos.
- Llevar una buena higiene del sueño:
- Mantenga horarios regulares para acostarse y levantarse
- Mantenga buenos hábitos alimentarios, una dieta equilibrada rica en frutas y verduras evitando las grasas de origen animal.
- Evite excitantes, Reduzca o suprima el consumo de café, té, cacao, bebidas colas y del chocolate.
- Practique algún tipo de ejercicio de relajación durante el día (Yoga, tai-chi, meditación…). Podrá ponerlo en práctica antes de acostarse.
- Evite la falta de sueño. Puede ser útil una siesta de una hora después de comer.
- Repita cada noche una rutina de acciones que ayuden a prepararse mental y físicamente para irse a la cama. Lavarse los dientes, ponerse el pijama, preparar la ropa del día siguiente… A los niños las rutinas les hace sentir seguros.
- Disponga de un entorno apropiado para dormir (silencioso, oscuro y con temperatura agradable entre 18 y 20 grados.
¿Ha tenido tu peque algún episodio de este tipo? ¿Has sabido identificarlo bien? ¿Cómo lo habéis sobrellevado?
2 Comments
Esta muy buena la explicación me gusto y quiero un quita miedos para mi niña
Hola Beatriz, echa un vistazo en http://www.tutete.com/tienda/es/m254_cloud-b/40_decoracion 😉 A ver qué te parecen 🙂